La respiración en susurros (HDD)

La respiración en susurros (Soo y Clay fan fic- HDD)

Clay despertó. Estaba empapado en sudor, respiraba deprisa y no dejaba de pestañear, esperando que aquella oscuridad fuese signo de que todo lo había soñado.
Descansó apoyándose en el colchón y enredando su mano en el pelo. No había soñado antes con ello, creía que si lo vivía una vez, no tendría por qué recordarlo noche tras noche, pero eso era diferente.
Juraknar volvía y se llevaba a Soo de nuevo, para torturarla y descubrir al fin todos los secretos de La Oculta.
Soo. ¿Dónde estaba? ¿Y qué era esa pequeña respiración que se oía?
Ladeó su cuerpo, esperanzado.
Sí, allí estaba, dormida junto a él, con los ojos cerrados, cuyos párpados protegían esos luminosos ojos oscuros. Eran tan bella.
Encerraba sus perfectas curvas bajo la fina sábana, y protegía su cuerpo con un camisón de seda, color rojo.
La miró detenidamente. Parecía mentira que pasara el tiempo y siguiera a su lado. Aquella criatura a la que un día liberó de una muerte segura, rescatándola del frío agua y arropándola por primera vez contra su pecho.
Qué bello recuerdo.
Clay sonrió al rozar con sus dedos la cara de la mujer. No había cambiado en todos esos meses. Seguía siendo la misma muchacha inocente que daría su vida por él, y en efecto casi la dio al enfrentarse al ya destruido inmortal, solo por eliminar la tortura a la que el hombre estaba sometido.
Él también lo haría, moriría ahora mismo por ella, por verla sonreír, por sentir su fina y calurosa piel sobre su cuerpo.
Un momento, Soo no era la que respiraba tan bajito que casi parecía un susurro. Había alguien más en esa habitación.
Con cuidado de no despertar a la joven, se levantó y con paso decidido se acercó a la pequeña cuna que había justo al lado de la muchacha.
Claro, cómo olvidarse de la pequeña luz que iluminaba sus sueños desde entonces y protegía a la noche con la belleza de aquellos ojitos color azabache.

-¿Qué sucede, Lihua?-preguntó al bebé, acariciando su cabecita.
-¿Clay?- Soo despertó alarmada, creía que le sucedía algo a su pequeña.
-Tranquila, cariño, sólo ha despertado.
-Oh...- la mujer se acercó y cogió a la niña en brazos- se parece a ti- rió.
-Qué va, tiene la belleza de su madre.
-Por eso se llama Lihúa, entonces.- sonrió, meciéndola suavemente.

Clay se sentó al borde del colchón, haciendo que Soo lo hiciera sobre sus rodillas, aún portando el bebé, el cual se dormía poco a poco con la delicada nana que su mamá le cantaba.

-Coge mi sueño, sal volando y entrégate a ser
el bebé más libre jamás osó ser
la más temible criatura
con belleza y sin locura
que los dioses rogando imploraron al cielo
pues ha caído como el fuego derrite al hielo

Lihúa cerró los ojos, aferrándose a la mano de su madre y a la de su padre.

-Buenas noches, Clay.
-Buenas noches, princesa.