Parte de una leyenda (HDD SPOILERS)

Parte de una leyenda (Clay y Soo Fic- Hijos del dragón)


Dicen que uno cuando ve a su primer amor, ese recuerdo se queda en su cabeza para siempre.
Dicen que el primer amor es el verdadero, el que cuenta.
Pueden decir miles de cosas sobre el amor, pero yo solo conozco una que es verdad: La quiero.

Clay rió ante el comentario de Kun. Era todo un hombre y estaba a punto de ser padre por primera vez. Un bello niño que nacería del vientre de Kirsten.
¿Cuánto tiempo había pasado desde el final de la guerra contra Juraknar? ¿Cuatro, cinco años? Mucho tiempo sin lugar a dudas.
Bebió un sorbo de su copa y la levantó al aire para hacer un brindis. Los ojos se le humedecieron al recordarlo a él, su mejor amigo.

— ¡¡Por Xinyu!!

Y todos se unieron. Lo echaban muchísimo de menos, pero sabían que, estuviera donde estuviese aún seguía viéndolos y por tanto, protegiéndoles de cualquier mal que pudiera acecharlos.
Clay bebió todo el líquido que le quedaba en su copa y se levantó sonriendo, dejando a los presentes con una animada charla. La nueva noticia: Aileen esperaba dos bebés de Nathair. Cuántas cosas habían cambiado desde aquel primer encuentro.

El hombre entró en la casa, totalmente reconstruida y se acomodó en una silla, delante de la gran chimenea. Estaba contento pero sabía que algo en su interior necesitaba gritar, poder decirle al mundo que algo no estaba bien en su corazón.
Recordó las últimas palabras que le dedicó al Innombrable: “Esto lo hago por Xinyu” y funcionó. El inmortal fue destruido.

Se frotó los brazos para infundirse algo de calor pese a que fuera hacía muy buen tiempo.

—Él ya lo sabe.

Dijo una voz femenina que se acercaba poco a poco. Llevaba un bonito kimono rojo y el pelo recogido con dos ganchos.

—Sabe que quieres que esté aquí.
—Puede... — contestó Clay mirándola con dulzura.— Pero ha sido demasiado tiempo. Han pasado muchos años...
—Eso es cierto, no te lo niego, pero— se sentó junto a él y cogió su mano.— ¿y la de cosas que han pasado en todo ese tiempo, Clay? La de vidas que han nacido desde entonces.
—Y la de corazones que se han curado.

Sonrió acomodándose en el sillón y mirándola con más cariño si cabía.

—Sí.

El hombre se acercó a ella y acarició su melena. Era tan hermosa, tan suave y sedosa que le proporcionaba cierta paz que nadie más podía disfrutar.
La abrazó, sintiendo como su corazón latía más y más rápido.

—Te quiero, Soo, te quiero.
—Yo también te quiero, Clay.

Él la acariciaba, besaba su cuello e intentaba no perderla. Juntos habían creado más que una familia, habían formado parte de una leyenda real, de una auténtica profecía. Y ahora, estaban juntos. Tras muchas luchas, infinidad de batallas libradas, enemigos vencidos y aliados perdidos, Clay y Soo estaban juntos.
No había libros que los separasen, ni traiciones, ni siquiera dudas entre ellos. Tan solo sus miradas, sus bocas y el amor que sentían el uno por el otro.
Ya nada cambiaría. Nada volvería a ser como antes.

—Papá...

Un pequeño de apenas siete años, caminó hasta el sofá.

—Hola, hombrecito— saludó Clay cogiéndolo en brazos.— ¿Qué pasó?
—Tengo hambre.

La pareja rió al unísono y enseguida se levantaron.

—Pues vamos a picar algo, creo que Xin te ha traído gominolas.
—¿Gominolas?

El crío sonrió y al instante corrió al exterior.

—Es clavadito a ti.— dijo Soo cruzándose de brazos.
—¿A mí? ¿Por qué?
—A los dos, de apariencia es igual que tú, y de travieso y mujeriego igual que su tío...
—Por algo se llaman igual— sonrió Clay abrazando de nuevo a Soo y caminando hacia el jardín— Xinyu Wood.